MONOCULTIVO E INSEGURIDAD ACABAN AL CAMPO DEL VALLE
La situación del agro en el Valle del Cauca, y particularmente en el área de influencia de Buga, es dramática. La frontera es cada vez más estrecha y acosa la inseguridad.
Según el ex alcalde de la ciudad y ex director del Comité de Agricultores y Ganaderos de esta ciudad, José Luis Aragón, a excepción de la caña de azúcar, los cultivos de corto ciclo desaparecieron de la zona.
Todo porque esos cultivos no son competitivos en el mercado, pues con la apertura económica, el país importa del exterior cinco millones de toneladas de productos agrícolas que se producían en Colombia , dijo Aragón.
La denuncia del ex alcalde la hizo ayer durante la inauguración de la cuadragésima feria nacional agrícola de Buga. Agregó que la crisis se complementa con la inseguridad.
En lo corrido del año en la zona se han reportado oficialmente 12 secuestros, incluidas personas relacionadas con la actividad agropecuaria. Del total, dos aún permanecen cautivos.
Recordó que en la tarde del martes pasado fue secuestrada Clara Inés Patiño Sinisterra, hija del ex comandante de bomberos de Buga, mayor Humberto Patiño González.
El plagio de la mujer, de 30 años, se produjo en momentos que arreglaba un pabellón de mecato vallecaucano en el coliseo Camilo J. Cabal, epicentro de la feria bugueña.
La secuestrada, elegida como el rostro más bello de la feria local hace diez años, es prima hermana de Dennis Gómez Patiño, presunto narcotraficante y por quien las autoridades ofrecen una millonaria recompensa a través de los medios de comunicación.
De acuerdo con las primeras versiones, fue vista por última vez en las instalaciones del coliseo en compañía de hombres desconocidos, quienes serían sus secuestradores. Nadie precisa la forma como fue plagiada.
Según el último consejo departamental de seguridad, durante el primer semestre de este año se registraron 23 secuestros. En el mismo período de 1996 hubo 28 casos.
¿Cuál monocultivo?
Cuando leemos y escuchamos a prestantes hombres públicos de la región y la Nación, al referirse al Valle del Cauca como “el monocultivo de la caña de azúcar”, la primera pregunta que aflora en la mente de todos aquellos que hemos cumplido al menos con el bachillerato es: ¿Dónde habrán nacido esos notables?
En las aulas escolares nos enseñan que la zona plana del valle geográfico del alto Cauca, conformada por parte de los departamentos de Risaralda, Valle del Cauca y el Cauca tiene una extensión de 426.795 hectáreas, de las cuales sólo 265.680 pertenecen al departamento del Valle. Las 161.115 restantes, están repartidas entre los otros dos departamentos.
La superficie total del departamento del Valle del Cauca es de 2.214.000 hectáreas. O sea que la planicie correspondiente al Valle, es apenas el 12% de su área total. El resto del territorio lo constituyen 1.948.320 hectáreas de las zonas montañosas de sus dos cordilleras, la Oriental y la Occidental con el 52%, y el andén de la llanura selvática del Pacífico con el 38%. Éstas no las tenemos para elevar cometas, están destinadas a lo mismo que las de todos los demás departamentos de la Nación: producir mediocremente productos agrícolas y pecuarios para la alimentación de nuestra gente.
En el área plana perteneciente al departamento del Valle, sólo se encuentran 161.950 hectáreas sembradas con caña de azúcar. Las 103.730 restantes, están ocupadas por diversidad de cultivos agrícolas, ganaderías, aeropuertos, centros de investigación agrícolas, grandes factorías de transformación y elaboración de productos alimenticios, planteles porcinos, avicultura e industrias de todo tipo y muchas ciudades verdaderamente importantes con amplias superficies de terrenos conectados con la mejor malla vial del país, que ameritan ser visitados y recorridos por los amargados fatalistas, motivadores de este escrito. Entonces, ¿dónde está el monocultivo de la caña? Seguramente en la pequeñez de la mente de aquellos que a diario denigran de la región.
Que no vengan con acritud, en pose estigmatizadora a calificar nuestro Departamento con eso de monocultivo, porque entonces deberían denominar monocultivo también al del café en el Eje Cafetero, o al de la papa en Boyacá, igual que a la ganadería en la Costa Atlántica, los Llanos Orientales y el bajo Magdalena o al cultivo del arroz en el Tolima y para rematar, al de las flores en la sabana de Bogotá donde ya no cabe un clavel más.
En todas las naciones desarrolladas existen áreas donde se perfeccionan algunos cultivos más que otros, debido a las conformaciones agronómicas, sociales y geográficas. A esto no escapa ninguna región del mundo. ¿Por qué entonces ensañarnos con lo nuestro? La caña de azúcar entró a Colombia por donde tenía que entrar: por la Costa Atlántica, donde encontró zonas propicias y tierras excelentes para su cultivo e industrialización. Allí florecieron los primeros ingenios azucareros del país, pero no se conocía todavía el excelso valor agronómico de la planicie vallecaucana, donde en todos los meses del año se puede cosechar, cosa que allá no ocurre. Casi de inmediato a su entrada por la Costa Atlántica, la caña se trajo también al Valle del Cauca desde las Antillas, vía Istmo de Panamá - Buenaventura - Yumbo, en 1541. Aquí se desarrolló y perfeccionó más que en otras partes del país.
Visto está, que al valle geográfico del alto Cauca lo constituyen también las planicies correspondientes a Risaralda y Cauca, las cuales junto con la del Valle del Cauca tienen aproximadamente 205.000 hectáreas de caña sembrada. Se colige entonces que el apelativo que nos quieren endilgar, si es que nos dejamos, buena parte les corresponde a esos otros dos departamentos.